Hola queridos! Antes que nada pido una disculpa a todos los que siguen mi blog puesto que he andado un poco desaparecida y últimamente no he hecho muchos posts nuevos.

Tengo proyectos en mente y en los cuales estoy trabajando, bonitas cosas vienen y espero sean de su agrado, estoy segura de que así será. 😀

Mientras tanto, quiero compartirles mi experiencia al haber dado un taller con duración de dos meses a dos grupos de artesanas en los Altos de Chiapas.

Anteriormente impartí uno de tres días con Chamuchic a artesanas de San Andrés Larráinzar, Chiapas, nunca antes había dado un taller de patronaje y confección y menos a artesanas, muchas de ellas ni siquiera hablan español, así que, esperaba que pudieran entenderme y las que sí saben español ayudaran a traducirme. Todo salió muy bien y ellas pusieron muchísima atención para concluir el curso. Es algo fuera de lo normal dar un taller a mujeres provenientes de una comunidad marginada, que, además de no entender otra lengua que no sea su dialecto hay quienes no saben siquiera usar una regla.

El curso que estoy por terminar con mis bellas artesanas de la comunidad de Magdalena Aldama en Chiapas me ha hecho crecer tanto profesional como personalmente.

Esta gente de tan bajos recursos se vive día a día por su familia; trabajando en el campo, trabajando de taxistas, de vendedores en sus tienditas, haciendo limpieza, creando textiles increíbles y vendiéndolos a muy bajos costos. Las mujeres que por lo general son artesanas deciden tomar talleres para poder mejorar su calidad de tejido y bordado, para aprender a hacer nuevas combinaciones de color y poder implementar nuevos diseños para después intentar venderlos de manera justa y con los ingresos obtenidos poder apoyar a sus familias. Por lo general reinvierten y a veces no les alcanza más que para comprar más material para seguir vendiendo algo.

º Trabajen duro y demuéstrense que pueden hacer las cosas.
Y muy importante:
-La falta de recursos no es primordial.-

Ellas ríen de todo, hay veces que no entiendo ni una sola palabra de lo que dicen pero déjenme contarles que ya los puedo saludar en tzotzil; Teo yot. Y ya me sé las mil formas de decir adiós; Tec’oyan, batan, teshabat, shibat, oc obic ton, shivat cha, o comto… No tengo idea de cómo se escriban jiji.

Una de las anécdotas que más recuerdo es cuando iban a comenzar a tejer en el telar de cintura y no cabían todas en casa de María una de las artesas, ellas comenzaron a reír y al preguntarles el “por qué” dijeron que Juana (otra artesana) decía que si no quería yo que se fueran a tejer al cementerio que estaba a lado de casa de María. Así que al siguiente día que llegué les dije, dirigiéndome a Juana, que si ya nos íbamos a trabajar al cementerio y todas soltaron una gran carcajada.

Otra fue porque uno de los productos que hicimos eran unos cubre vasos que les expliqué que serían como unos calcetines para vaso, en los dos grupos las artesanas aún no paran de reír cuando ven uno o cuando se acuerdan de ellos y solo dicen: “Calcetín vaso, jajaja”.

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Calcetín vaso

Me encanta que sean tan simples, es bueno reír de vez en cuando ¿No creen?

Ellas se equivocan con el bordado y aunque algunas se quejan de que tienen que volver a hacerlo se ríen de la forma en que hicieron su bordado, ríen, ríen y ríen.

º Sean optimistas y veanle el lado bueno a la vida. 
Destapa la Felicidad

Ponen todo de su parte por aprender, a pesar de traer a su hijo a los talleres y que se haya abierto un dedo por estar jugando con otros niños o a pesar de llegar con calentura ellas siempre están dispuestas a trabajar, me sorprendió mucho el

compromiso que mostraron hacia el taller y hacia mí. 😀 Me decían “maestra”, eso si que no lo esperaba, creo que hubo mucho amor de ambas partes y un día sin esperarlo iban llegando todas con dos pedazos de madera cada una. Me hicieron caldo de pollo, su comida típica.

º Comprométanse con lo que hacen.
                      El frío no es un pretexto.

En aspectos técnicos aprendí mucho sobre cómo debo preparar un mejor taller y en qué debo mejorar, desde patronaje hasta diseño y trabajo personal.

Las artesanas me encantaron, me fascinan estas mujeres y las historias que tienen por contar, hay unas que tienen mi edad y ya tienen 4 hijos, hay otras de 36 años de edad que jamás quisieron casarse, me gusta que piensen que con sus artesanías pueden salir adelante solas.

¡Uf! Además de mis bellas artesanas una de las cosas que más agradezco por haber tenido esta oportunidad de viajar a Aldama es el camino. Los amaneceres. Las montañas. Las nubes. El sol. Las cascadas y ríos. La carretera hermosa llena de baches y de curvas peligrosas.

Mar de nubes
Iglesia en medio de la montaña
Hermosas curvas Aldameñas
Cascada Puente Aldama
Camino en Aldama

Doy gracias al universo porque en este camino que estoy forjando ha estado a mi lado y es que si uno no se mueve, su universo tampoco lo hace.