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El rebozo de Michoacán tiene un fuerte significado pues representa identidad propia en sus distintas localidades, ya que, más que ser un accesorio, prenda o herramienta de carga, contiene motivos e iconografía que guardan historia, tradición y cultura. Además, éste es usado de distintas formas sobre el cuerpo dependiendo del momento y espacio de la vida de la mujer.

Cuentan que hace mucho tiempo, durante el periodo prehispánico los indígenas usaban un manto llamado ayate, tejido con ixtle y compuesto de dos lienzos, así mismo, utilizaban el mamatl; lienzo rectangular, ambos eran usados por hombres y mujeres para carga y transporte de mercancías diversas. El rebozo fue interpretado con la llegada de los españoles, inspirándose en sus materiales, colores y formas de sus prendas.

Bajo esta interpretación un grupo de mujeres de Ahuirán y Aranza comenzaron a tejer rebozos en el pueblo de Paracho, convirtiéndose en las primeras y principales reboceras del estado. Ellas eran conocidas como “Las azuleras” pues al teñir sus hilos con añil; un tinte natural, sus manos quedaban completamente bañadas con el color azul.

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Foto: Mary J. Andrade

En 1584 los colores más utilizados en Michoacán para la creación de estas prendas fueron de color azul marino con rayas en otras tonalidades de azul y blancas y recibieron el nombre de rebozo michoacano o rebozo Tarasco. “La combinación de colores se convirtió en parte de la identidad de la zona, adaptándose incluso en la leyenda popular de “La princesa Mintzita” que hace referencia al color negro del lago de Pátzcuaro y a las rayas azules que producen los reflejos de la luna en éste.” Platica Guillermo Jester.

Con el paso del tiempo el uso de tintes naturales obtenidos de distintas plantas, de tecatas de encino, de huichacoche o kupary, del gusano rayado rojo, de frutos típicos de la región como el capulín, de cortezas de encinos, de cedros y de tierras como la charanda o tierra colorada han perdido interés pues el trabajo es mayor al de comprar hilos previamente industrializados principalmente de algodón y artisela (seda sintética).

Existen distintos tipo de rebozos ya sean tejidos en telar de pedal o los conocidos PATAKUA que significa palo de telar de cintura en lengua purhépecha y claro, son los tejidos en telar de cintura. Así mismo, las técnicas aplicadas en cada comunidad varían y pueden ser de tafetán liso, calado y brocado con distintos tipos de rapacejos flequillos, como el tradicional, el emplumado y los flecos de artisela.

Actualmente son muy pocas las localidades michoacanas donde se elaboran rebozos, como  Ahuirán y Aranza en Paracho, Angahuan en Uruapan, Turícuaro en Nahuatzen, y en los municipios de La Piedad, Jiquilpan y Zamora.